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Emotividad e historia protagonizan el discurso institucional de Helenio Fernández en el CLIII aniversario de La Línea

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Helenio 153 aniversarioLa conmemoración institucional del 153º aniversario de la constitución del primer Ayuntamiento de La Línea de la Concepción ha comenzado con la celebración de un pleno extraordinario presidido por el alcalde, Juan Franco, junto a portavoces de los grupos municipales en el que el exconcejal, Helenio Lucas Fernández Parrado, ha ofrecido el discurso institucional.


A la sesión han asistido diversas autoridades invitadas, como el coordinador de la AGE en el Campo de Gibraltar, Francisco Gil; el subdelegado del gobierno de la Junta de Andalucía en la comarca, Javier Rodríguez; la nueva presidenta de la Diputación de Cádiz, Almudena Martínez del Junco y el delegado especial del Ministerio de Asuntos Exteriores, Juan José Sanz, entre otros, además de la corte de honor juvenil.
Helenio Fernández ha condensado en su discurso la historia de la Velada y Fiestas, la de la propia ciudad, vivencias y recuerdos personales y apuntes de actualidad, en un texto salpicado de toques emotivos y de humor, largamente aplaudido a su finalización.
Tras los acordes del himno de la ciudad, el pasodoble “Española y gaditana”, se ha dado por finalizada la sesión. A continuación, en compañía de la Banda Municipal de Música, los asistentes se han dirigido a la glorieta de Carlos III, donde el y las portavoces de los grupos municipales, La Línea 100x100, Daniel Martínez; PSOE, Gemma Araújo, y PP, Susana González, han izado la bandera de La Línea.
La conmemoración del CLIII aniversario ha sido la primera ocasión en la que la presidenta de la Diputación de Cádiz ha visitado oficialmente la ciudad. A su llegada ha sido recibida por el alcalde y por los tenientes de alcalde y diputados provinciales, Francisco Javier Vidal y Sebastián Hidalgo. Martínez del Junco, quien declaró que ha supuesto “un honor” acudir por primera vez a La Línea durante la celebración de su aniversario, ofreció a los linenses la “total colaboración, respaldo y apoyo” de la Diputación.

Texto íntegro del discurso institucional por el CLIII Aniversario de La Línea de la Concepción

Estimados vecinos, reina y damas de las fiestas, autoridades, concejales, Sr. Alcalde:

Es la segunda vez que me acerco a este atril para leeros el discurso institucional del aniversario de la ciudad.
Ocho años separan a uno de otro: 2015, 145 aniversario de la ciudad, recién tomada posesión del cargo de concejal.
2023, 153 aniversario de la ciudad, recién concluidas mis tareas consistoriales.

Debo, por tanto, agradecer a los nuevos munícipes esta segunda oportunidad que no sé si se debe a lo bien que lo hice en aquella ocasión, o que, por el contrario, no les resultó del todo satisfactoria y me están dando otra, como años ha se hacía con los maletillas en el mundo de los toros, para que me corte la coleta, algo para lo que ya he dado el primer paso.

Sea como fuere, el reto no es baladí. En cualquiera de los dos casos tengo la obligación de intentar estar a la altura de cuantos me han precedido a lo largo de nuestra historia local en esta dignísima, comprometida y honrosa tarea que data de 1970, cuando la corporación municipal acordó como festivo local el 20 de julio, con motivo de la Velada del Centenario, y cuya primera “lección magistral” corrió a cargo del catedrático linense, Don Salustiano del Campo Urbano, titulada “Glosa a un centenario”.

Muchos han seguido aquella estela, siendo los de estos últimos años, oradores como Miguel Tornay, Jaime Chacón, Julio Castilla, Fernando Aragón, Salvador Pagán, Pepe Torres y Juan Rodríguez Corrales, quienes nos han relatado, condimentados con una pizca de nostalgia, un puñado de ilusión y grandes dosis de orgullo linense, sus historias familiares en el devenir de la ciudad, enriqueciendo sus relatos con detalles que a la mayoría nos habrían pasado inadvertidos, y que gracias a su meticulosidad hemos sabido de proyectos que duermen el sueño de los justos, de vecinos altruistas, profesiones hoy pérdidas, de las excelencias de nuestra gastronomía, de hitos relevantes, de las dificultades que hemos pasado y seguimos pasando para conseguir mejores condiciones de vida, pero que, a pesar de ello, somos un pueblo alegre, trabajador de sol a sol, (sobre todo en estos días, y por esto hay que salir con la fresquita y trabajar y disfrutar también por la noche), optimista, y convencido que más pronto que tarde nuestro sino va a cambiar, con prosperidad compartida o sin ella, pero va a cambiar.
Digo más: ya está cambiando, si bien, no hay que venirse arriba. Al contrario, hay que perseguir con tesón los cuatro objetivos básicos de este mandato desde mi punto de vista: El Plan General de Ordenación Urbanística, y desde ahí, la construcción de viviendas y la reducción del desempleo, y la puesta en servicio de los edificios sociosanitarios, para convertirnos en un ejemplo de ciudad sostenible, amable, con espacios accesibles, atractivos y dinámicos; verde, preparándonos para minimizar y combatir los efectos del cambio climático; humana, luchando porque en ella se garantice la igualdad de oportunidades y la equidad; e inteligente, facilitando la gestión electrónica y reduciendo la brecha digital a través de las nuevas tecnologías.

Pero hoy es día feriado, estamos a tres días vista de unas elecciones generales, algo que ocurre por primera vez en nuestra feria, y espero sea la última, y como no tengo claro quien las va a ganar: si el fino o la manzanilla, aunque mucho me temo que esto termina en rebujito, duda que resolveremos el lunes de resaca, a asuntos festivos me voy a referir, dando unas pinceladas sobre las ubicaciones de nuestras Veladas y fiestas.

Veréis, esto que hacemos con toda naturalidad todos los meses de julio tuvo unos comienzos harto complicados

La primera Velada de nuestra Línea de la Concepción, se celebró en 1.879 en vísperas del Corpus y duró dos días, (11 y 12 de junio). Como el Ayuntamiento no tenía terrenos propios la llevó a cabo en la Explanada, (actual plaza de la Constitución, entonces Alfonso XIII) y no hizo previsión de nada. Se limitó a convocar a los vecinos.

Al año siguiente, visto el “éxito” de la convocatoria decidió regular los puestos y tiendas a instalar, lógicamente previo pago del preceptivo arbitrio municipal. En ese año, (1880), se empieza a fraguar la idea de construir una plaza de toros, lo que conllevaría una especie de plan parcial urbanístico en toda la calle Clavel.
Al coincidir los festejos linenses con la feria de Algeciras, en 1885, se acordó trasladar los nuestros al mes de julio, concretamente al primer domingo.
Como la Velada cada año reclutaba más personal de los alrededores, especialmente por las extraordinarias corridas de toros, en 1892 se amplía a una semana.
Aquel cambio de fecha debió ser el “delirum tremens”, pues al año siguiente la corporación decidió comprar unos terrenos para la celebración de la Velada, ya que los que se usaban eran del “Ramo de Guerra”.
La primera intención estuvo en el final de la calle Duque de Tetuán. No hubo acuerdo en el precio. Se quedó pequeña la Explanada por la construcción de los edificios, hoy derruidos e inexistentes, del cuartel de carabineros y de la Aduana, y se trasladó la Velada de 1.895 al final de la calle Méndez Núñez. Nada más concluir esa velada, el Ayuntamiento se pone manos a la obra, y compra el conocido Huerto de Vejer, propiedad de José Herrera Aguilar, y, del entonces alcalde de la ciudad, Luis Ramírez Galuzo, por el “módico” precio de 30.000 pts. de 1896, si bien, la caseta municipal de ese año brilló, por primera vez, con luz eléctrica de la recién instalada fábrica de la luz en la calle Ángel, abandonando la arriesgada luminosidad veneciana de farolillos de papel encendidos con luz de vela o de gas.

Por fin, en 1905 se instaló, aún sin estar acabadas las obras de pavimentación, nivelación y relleno, la feria en el Huerto de Pedro Vejer donde permaneció hasta 1982.

Lo de Velada no acababa de gustar a nuestros próceres de la época, y en 1915 intentaron convertirla en Feria Real de ganado y mercaderías, (que eso y no otra cosa eran las genuinas Feria Reales: un mercado que además gozaba de ciertos privilegios reales como administración y tribunales propios, salvoconductos, formas de pago, etc., que en aquellos tiempos suponían una fuente de ingresos para las maltrechas arcas municipales

(¿Les suena el soniquete?).

Para que fuera posible, se necesitaba pasto y agua abundante, por lo que se propuso trasladar la Velada al mes de mayo. Esto no gustó a los vecinos y el proyecto fue abandonado, a pesar de que se construyó un pozo artesano para dar de beber a las bestias.

La Velada de julio es la fiesta de La Línea, se llame como se llame, debieron pensar nuestros ancestros. Y en verdad tuvieron un gran acierto.

Allí, en el Huerto, la Velada vio detenerse su actividad durante cuatro años, (1936-40), suspendida por culpa de una absurda y cruenta guerra civil, con un retruécano en el 41, al caer una bomba italiana en la esquina que forman las calles Duque de Tetuán y López de Ayala falleciendo 5 personas. Se decretó un día de luto y entre otras resoluciones se acordó que todos los actos programados con motivo de la apertura oficial de la Velada quedarían aplazados hasta el domingo.

Por causas bien distintas, se repetiría la suspensión en 2020, cuando el COVID nos recluyó en nuestras casas. Todos los actos previstos para el 150 aniversario de nuestra ciudad se anularon alargándose hasta 2021, triste periodo en el que nos dejaron muchos seres queridos.
Desde aquí, nuestro recuerdo para todos ellos.

Entre uno y otro, en 1.963 se comienza con la elección de las Reinas de las fiestas en sus dos opciones, juvenil e infantil. Las cabalgatas se remontan a los primeros años de la Velada. Los pregones a los noventa, si bien, desde los años 40 tuvieron un efecto Guadiana. Y los monumentales escenarios para la coronación, de la mano de Pepe Gallego, fueron a partir de 1982.

Casi un siglo después de la primera Velada, a principios de los ochenta, sin necesidad de apoyos institucionales, va implantándose la iniciativa de la familia Villar, consistente en ofrecer una copa de vino y una tapa, amenizadas por “sevillanas”, a cuantos amigos y conocidos pasaban por la puerta del desaparecido Teatro Cómico en la calle Real, en la mañana del primer domingo de Velada.
La iniciativa cala en la ciudadanía y el Domingo Rociero se convierte en un acto más de las actividades previstas con la particularidad que se ha escapado de la calle Real para expandirse, no solo a sus aledaños, sino a todas las barridas y al propio real de feria. Y con otra característica añadida que apuntara el pregonero y con la que coincido: cuantos han intentado imitarlo han perecido en el intento. La misa, los caballos, el vino, los trajes de faralaes, el sudor, el calor, “las sevillanas”, la amistad, la luz, los caballistas, los niños, las niñas, hombres, mujeres, el amor, ... se mezclan para dar como resultado una explosión de abrazos, de reencuentros, de bailes, de volantes desplegados al aire, de manos tendidas al cielo queriendo atraparlo con rítmicos giros de muñecas, de cinturas estrechadas, ... en fin, de momentos vividos tan intensamente como para no ser olvidados jamás.

A aquella iniciativa le ha seguido otra que no ha tenido menos éxito: el día de la mujer, y a una de ellas, en homenaje a todas, voy a hacer alusión. Eran los años de guerra y posguerra, Felipa Aguado, viuda, 33 años, habían fusilado a su marido en Sevilla, el 29 de julio del 36, retornó a La Línea, oculta en un camión, con dos niñas pequeñas, Teresa y Antonia, mi madre. Para subsistir abrió un puestecito que con el tiempo se convertiría en la tienda de Felipa, todo un colmado en su época y su medio de vida. Mujer emprendedora en aquellos tiempos de hambre y penuria cuando la contabilidad se llevaba en papel de estraza y la única cobertura social era la familia. La Tienda todavía hoy sigue abierta en la esquina de la calle Gabriel Miró, lógicamente, bajo otra dirección.

Evidentemente, lo nuestro no es una feria al estilo medieval, ni tan siquiera una feria de las muchas que se prodigan por nuestra geografía. La “Salvaora” es una Velada con un consolidado sabor a antaño, a tradición popular, inclusiva, que ha dado tanto de si como para ser Declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional de Andalucía y destacada, por ejemplo y entre otras muchas, en la novela “Las últimas Banderas” del premio planeta Ángel María de Lera: “el circo, las casetas, los artilugios recreativos, los puestos de tiro al blanco, las turronerías y los aguaduchos, las barracas de la <> y de <>, el teatro ambulante con anuncios de <>...”,
O como describe la de los años sesenta nuestro añorado Juan Domingo Macías Simavilla, en “A los pies del peñón”:” Dos paseos amplios se cortaban en perpendicular y dividían la huerta antigua en cuatro parcelas grandes. En cada esquina había una caseta espaciosa. La caseta municipal estaba formada por una estructura de hierro forjado muy artística cubierta por una gran lona a rayas blancas y azules, los colores de la ciudad, el acceso estaba controlado por dos guardias con uniforme de gala, bota alta y tocados con cascos plateados muy llamativos rematados con plumas celestes. La caseta popular también la ponía el ayuntamiento, pero a diferencia de la anterior no se exigía chaqueta y corbata para entrar. Las del Círculo Mercantil y la Unión eran las más animadas. La animación inaudita que presidia la feria, a modo de bruma envolvente, sorprendía e incitaba a participar y a vivir intensamente la fiesta”.

Más tarde, en el setenta y siete, los mozos del pueblo instalamos nuestra caseta, Paco Mena, Salvador y un servidor, en la Plaza de toros, por aquellas fechas fuera de servicio.

Por cierto: ¡¡Qué gran acierto devolverle el aspecto original de 1883 y los usos que se le están dando¡¡

Con lo que ganamos, fuimos a la Yugoslavia de Tito, en un 4 latas, con Juan Valenzuela y Pepe Chicón. Se nos cayeron los palos del sombrajo y los fundamentos ideológicos al conocer de primera mano el comunismo del telón de acero.

Nada diré de los artísticos arcos que durante 37 años dieron la bienvenida a propios y extraños como ya contó el pregonero salvo remarcar sus efectos, que sirvieron para estrechar las buenas relaciones con Gibraltar y San Roque.

Otros arcos los sustituyeron, de estructura metálica recubierta de aglomerado y engalanados con cientos de bombillas. Se levantaban cada año, como se hace hoy en día con las luces de led, hasta que el recinto devino pequeño, lo que se solucionó con el traslado a la Avda. del Ejército y la ciudad deportiva en 1982, como cuenta Josele Fernández en su revista de Feria: “Las casetas fueron instaladas junto al fondo sur del antiguo campo de entrenamiento mientras que las atracciones pasaron al llano del parque, donde hoy está la nueva pista de atletismo, y los puestos y tómbolas quedaron instalados en las dos avenidas. Así, con esta disposición fueron pasando los años hasta que, en 1998, siendo concejal de Fiestas Jesús de las Peñas y alcalde José Antonio Fernández Pons, se determinó el traslado al campo neutral, donde se instala actualmente.

Distribución que de aquí a poco puede verse modificada con la actuación denominada “Ciudad Deportiva – Recinto Ferial” (Área específica-1) que remodelará la actual “Ciudad Deportiva”, recuperando la fachada al mar para la ciudad, incrementando las zonas de espacios libres y reordenando las zonas deportivas, con un nuevo centro Recreativo-ocio y un Recinto Ferial como actividad complementaria del conjunto.

Voy terminando:
Quiero trasladar mis felicitaciones al pregonero, D. Andrés Losada Sempere, por el pregón repleto de anécdotas sobre la feria en el Huerto de Pedro Vejer; a la Concejal de Festejos, Mercedes Atanet por la brillantez de los actos organizados, así como a los operarios municipales y al resto de Concejalías que han colaborado a ese buen hacer; y especialmente a nuestro Alcalde, Juan Franco, por los extraordinarios resultados obtenidos en los pasados comicios municipales lo que no deja de ser una mayor responsabilidad.
Y al que desde aquí aprovecho para trasladarle otra petición de amigos y familiares: que haga lo posible para que la reinauguración del estadio municipal linense sea con un partido de las selecciones de España y Gibraltar, para empezar a eliminar las barreras que nos separan, visto que el acuerdo sobre el Brexit no acaba de llegar para proteger los derechos laborales de los trabajadores transfronterizos.

A todo el arco municipal os deseo mucho éxito en la ilusionante, pero difícil tarea que tenéis por delante, a la vez que os recuerdo que de vuestro éxito depende el de La Línea.
A los demás, agradeceros vuestra santa paciencia y desearos que disfrutéis lo que queda de feria a tope.
¡¡ VIVA LA LINEA!!

 

Helenio Lucas Fernández Parrado
20/07/2023

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