Miembros de la familia, residentes en Argentina y en Jerez de la Frontera, han conocido el emplazamiento que hasta los años 20 del siglo pasado fue residencia de recreo familiar de sus antepasados, radicados en Gibraltar. Estuvieron acompañados por la delegada de Cultura, Encarnación Sánchez; la directora del Museo, Mercedes Corbacho, y por el presidente de la asociación Protección Histórica Linense, José Martínez Téllez.
Ana Flügel, hija de Verónica Dahl, les contactó desde Argentina para anunciar este viaje que responde al deseo de su madre de conocer La Línea y Gibraltar, pues su abuela, Ivonne Amy J. Canepa de Dahl, nieta de Victorine Saccone (a su vez, bisnieta de Jerome Saccone), siempre los consideró «su lugar en el mundo».
Los visitantes entregaron al Museo un dossier con diversa documentación, entre la que destacan recortes de prensa y fotografías, realizadas desde 1870 y años posteriores, tanto de Jerome, Josephine y sus siete hijas en el interior y exterior de Villa San José, como de otros pariente en la Plaza de Toros. También mostraron el libro, “Rock cakes and other delights”, escrito por Nhean Haynes (residente en Jerez y descendiente de Margot, hermana de Ivonne), que resulta ser una historia muy peculiar que mezcla detalles sociales, genealogía y gastronomía, con descripciones de Villa San José y las recetas que se elaboraban en una familia italo-francesa, aunando los aspectos culinarios de la cocina de estos países con la española y la inglesa. Asimismo, han aportado testimonio oral con recuerdos familiares de este edificio y del que denominan “la casa colorá’, (actual Colegio Providencia del Sagrado Corazón, entonces destinado a los guardeses de la finca y posteriormente, heredado por una de las hijas de Jerome) en cuya capilla, Verónica escuchaba los cuentos de su madre.
Por su parte, Martínez Téllez les hizo entrega de una copia del testamento de Jerome Saccone y de los planos originales de Villa San José, depositados en el Archivo Histórico Provincial de Cádiz.
Para la concejal de Cultura ha sido una visita muy emotiva “con episodios familiares que son testimonio vivo y enriquecen la historia del edificio y de La Línea.” Una vez que se digitalicen, las fotografías se publicarán en las redes sociales del Museo Cruz Herrera.