La alcaldesa de La Línea de la Concepción, Gemma Araujo, en su nombre y en el de la Corporación Municipal, ha mostrado sus condolencias por la muerte del sacerdote Juan Valenzuela, Hijo Predilecto de la Ciudad. Ha girado visita en esta mañana del jueves al tanatorio, al tiempo que ha confirmado que la institución municipal vivirá este viernes, día 12, una jornada de luto oficial. La misa será a las 12.00 horas en el santuario de la Inmaculada Concepción.
Recuerda la alcaldesa lo que ha supuesto para la ciudad la figura de Juan Valenzuela. «Supo desde hace más de medio siglo, cuando fue ordenado sacerdote, que su labor pastoral tenía unas metas que iban más allá de los muros del templo en el que estuviera. Durante esos años se ganó a la juventud, factor importantísimo para afianzar en valores a los que posteriormente serían mujeres y hombres linenses. Su capacidad de diálogo, de buscar las palabras precisas, de profundizar en los demás, le sirvió para ser un perfecto conocedor de la idiosincrasia del linense en general, de su manera de pensar. Este amplio conocimiento que su psicología y sus años de ejercicio sacerdotal le proporcionaron sirvió para tomar partido por los problemas sociales, por aquellos que iban más allá de la persona, haciendo una labor por la ciudad muy importante que calaron en muchas zonas y sectores pero especialmente en la entrañable barriada de San José donde hoy lloran la pérdida».
Confiesa la alcaldesa, al igual que indicó cuando fue nombrado Hijo Predilecto, el 18 de febrero de este año, que aprendió de Juan Valenzuela que «en nuestra ciudad nadie es indispensable pero todos somos necesarios. Aprendí que nadie sustituye a nadie, que a lo sumo nos sucedemos, tomamos relevos, continuamos nuestra senda pero siempre haciendo ciudad como objetivo final, tal y como él hizo».
«Todas estas pequeñas y grandes cosas contribuyeron a formar una vida dedicada a los demás. Desde las muchas necesidades de personas anónimas por las que Juan trabajó calladamente hasta los grandes problemas de una barriada que afectaban a muchos. En todos ellos la capacidad de diálogo y el darse a los demás fue el denominador común a lo largo de una vida».
La alcaldesa ha sopesado que por el día de luto que vivirá este viernes la ciudad por el fallecimiento del sacerdote suspender la visita a las obras del hospital
acompañando a la consejera de Salud. «Quería suspender mi presencia pero la haré en homenaje a Juan porque fue uno de los primeros en trabajar para que la ciudad mejorara sus prestaciones sanitarias. Estaremos allí uniendo el sentir de su pérdida con la esperanza de que una de sus principales reivindicaciones será realidad».
Juan Antonio Valenzuela García nació en La Línea de la Concepción el 8 de septiembre de 1939, hijo de Francisco y Ángeles. Realizó sus estudios en el colegio Providencia Sagrado Corazón y en el colegio de Andrés Parra, para marchar respondiendo a su vocación al seminario diocesano de San Bartolomé. Cursó igualmente la carrera de Magisterio y la licenciatura en Filosofía y Letras por la UNED. Fue ordenado sacerdote el 29 de junio de 1963. Ejerció su ministerio sacerdotal en las parroquias del Santo Cristo de San Fernando, Santo Ángel de Bolonia, San Pedro Apóstol, San Bernardo Abad, San José y la Inmaculada de La Línea de la Concepción. Desarrolló su sacerdocio, la mayor parte de estos cincuenta años, en La Línea, siendo su figura cercana y entrañable, un referente de compromiso, lucha y solidaridad. Siempre preocupado por la cuestión social, la evangelización y formación de los jóvenes, el desarrollo y la promoción de los más necesitados y desfavorecidos, la lucha contra la lacra de la droga en La Línea, junto con el recordado Padre Diego, y el acompañamiento y dirección espiritual de las hermandades y cofradías.